En busca de soluciones a esta problemática miembros de la comunidad chicana de San Diego, en compañía del Barrio Station, la Association for Mexican-American Educators, y Propuesta de Padres, comenzaron a ejercer presión para introducir la enseñanza de cursos celebrando la identidad e historia de los méxico-americanos, la implementación de programas de English as a Second Language (ESL), una mayor participación de parte de los padres, programas de tutoría dirigidos a estudiantes en alto riesgo, y la promoción de la educación universitaria. Los esfuerzos del movimiento ganaron apoyo tras la decisión judicial en el caso Carlin v. Board of Education, San Diego Unified School District, en la que se le ordenó al distrito unificado de San Diego en 1977 a implementar un currículo culturalmente diverso y a integrar escuelas con altos desbalances raciales y étnicos. A través de sus labores la comunidad chicana ha logrado significativos avances en las últimas décadas para futuras generaciones de chicanitas/os.
To address these laws, San Diego’s Chicano community, alongside organizations such as the Barrio Station, the Association for Mexican-American Educators, and Propuesta de Padres, began lobbying for classes celebrating Mexican-American history and identity, the implementation of English as a Second Language (ESL) programs, greater parent involvement, and tutoring and mentorship programs aimed at helping at-risk students and promoting higher education. The movement’s efforts were aided by the 1977 final decision in Carlin v. Board of Education, San Diego Unified School District, which ordered San Diego’s public schools to provide a culturally diverse curriculum, and integrate schools with high racial and ethnic imbalances. Over the past few decades the Chicano community has managed to make significant educational gains for future generations of Chicanita/os.